Una escena que se repite todos los días de la semana, desde antes de las 10 de la mañana comienzan a estirar sus manteles, preparar las sillas, bandejas con el mote refrigerado y los huesillos, vasos plásticos y cucharas de madera, junto con todos los insumos necesarios, porque cada vez que se aproxima el sonido de un motor de automóvil estas mujeres con delantal blanco se asoman a la calle a promocionar un producto que caracteriza a Chillán: el Mote con Huesillo.
Una tradición que se mantiene viva desde hace 45 años y que el alcalde Camilo Benavente valora como una característica cultural de nuestra comuna. “Nuestra ciudad se ha dado a conocer en Chile gracias a sus motes con huesillos ubicados en un eje central, bajo una excelente atención de público esta iniciativa se ha conformado como una parada obligatoria a nivel local y turístico, por lo que como municipio seguiremos trabajando en disponer para ellas un ambiente de trabajo cómodo y óptimo”.
Sus palabras tuvieron lugar en la inauguración oficial de esta temporada que inició el 1 de septiembre y durará hasta el 30 de abril, iniciativa que funciona a lo largo de la cuadra de Avenida Bernardo O´Higgins, entre calles Collín y Jesuitas, entre las 10 de la mañana y las 19 horas, actividad donde el edil estuvo acompañado del Ilustre Concejo Municipal, autoridades de la región y la presentación del Conjunto Folclórico de la Escuela República de Italia.
Por su parte, la Presidenta de la Asociación Gremial de Motes Típicos de Chillán, Ivonne Rivera Rodríguez, indicó que cada año la invitación es a disfrutar de un rato agradable en familia en cualquiera de los 15 locales establecidos. “Tengo fe en que nos irá bien porque vendemos una bebida tradicional chilena que la gente siempre quiere degustar con calor o frío, sed o hambre, y además, estamos ubicados en un sector conocido y central para la comodidad del cliente”.
Son mujeres, muchas se reconocen como dueñas de casa y de distintas generaciones, quienes representan a sus respectivos locales, tales como Mote con Huesillo “Rosita”, “María Angélica”, “Myriam”, “Patty”, “Jesikita”, “Claudex”, “Estrellita”, “Carmencita”, “Yuly”, “Mary” y “Chelita”, ofreciendo un producto típico y al alcance del bolsillo, ya sea en efectivo o tarjeta, donde el vaso más chico cuesta $1.500, el mediano $2.500 y el grande 4 mil pesos.
Entre ellas, representando al local número 15 está Rosa Troncoso, quien ocupa este espacio desde hace 40 años y recuerda que junto a sus colegas fallecidas Elena y Luz, entre otras mujeres, formaron parte fundadora de las llamadas “Moteras”. “Cuando llegamos esto era un potrero rodeado de campo y no había prácticamente nada, de a poco fuimos avanzando y agradecemos el espacio que tenemos hoy. Tras la pandemia esperamos retomar el nivel de ventas, por lo que nuestra invitación es hacia la comunidad, que venga sin miedo, ya que todo es higiénico y limpio”.